sábado, 31 de diciembre de 2016

Un poco más

La silla gira, da vueltas y yo doy vueltas con ella. Mi cabeza da vueltas conmigo. Mis pensamientos dan vueltas con la cabeza.
Giran, se enredan, chocan, se atraen, se repelen, se esfuman, se crean.
¿A dónde van?
Y yo, ¿a dónde voy? 
¿Me esfumo también con cada vuelta? 

Me mareo. Intento ordenar mi mente, mis ideas, mis visiones... Pero todo está borroso. Solo consigo ver siluetas de objetos que están a mi alrededor. Me duele la cabeza.

Podría tumbarme, relajarme, olvidarme de todo, poner la mente en blanco. Pero esto de dar vueltas... es divertido. 

Doy impulso y hago girar la silla. Giro y giro y giro, más rápido, ¡más rápido! Me voy a caer pero no puedo parar. 
Es excitante; a la vez que me duele me hace sentir bien, demasiado bien. Como hacia tiempo que no conseguía sentirlo por mí misma.

Todo está difuso, hiperactivo, siento la adrenalina, mi corazón late con fuerza y a un ritmo incansable, ya no puedo parar de dar vueltas.

Me canso y necesito más. ¡Lo necesito! Sino caeré y dolerá. Dolerá mucho.

Tengo que encontrar a James y que me de más. 

«Pero James ya no responde: está tirando en el suelo inconsciente después de inyectarse la última dosis que quedaba de speed.»

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