lunes, 23 de diciembre de 2013

¿Quién dijo que no hay poesía en la ciencia?

Einstein ya lo suponía:
dos quarks son inseparables
si tienen el mismo spin,
es decir,
el mismo sentido de giro.

Si alejamos uno de otro
y le cambiamos su sentido
¿no es obvio lo que pasará?

El segundo también lo cambiará,
necesariamente,
instintivamente,
para que la distancia
entre ellos
sea insignificante.

¿No es impactante?
¿No asusta?
Estar vinculado a alguien,
¿no es terrorífico?

Y el amor, ¿no es acaso eso?
El amor es,
ni más ni menos,
la distancia espeluznante
que el genio ya conocía.

¿Lo entiendes ahora?

Estamos unidos,
siempre girando,
en el mismo sentido.

Siempre nos vamos a acabar encontrando.
Y no porque nosotros queramos,
es la ciencia quien unirá nuestros caminos
para superar la distancia que nos separa.