"Hace tiempo conocí a alguien muy especial: su vida estaba atada a las estrellas.
Ella era como una más de ellas. Brillaba como si no pudiera hacer otra cosa y todos sentían la necesidad de girar a su alrededor, orbitar atraídas por ella y su luz.
Recuerdo que sus ojos eran dos infinitas galaxias, llenas de pedazos de sueños e ilusiones, pequeños destellos de determinación, planetas de comprensión e inteligencia, supernovas de emociones.
Una vez me fijé en que no había ni un solo agujero negro, pues nada oscuro había en ella.
Cada vez que pienso en cómo sonreía, puedo sentir el calor de los rayos de esa estrella.
Conocerla fue como conectar las estrellas y crear una nueva constelación, descubrir sus secretos, su historia, su mundo, tras aquello que todos ven como un simple puñado de puntos brillantes. ¿Sabéis qué? Eso era. ¿Quién no podía ver que brillaba? Era cegadora. Y aún así, ¿alguien se paró a conectar sus estrellas y crear sus constelaciones?
Yo quise hacerlo, y conmigo unos cuantos más. No sé si lo logramos, pero sé que cada segundo que pasamos con ella nos sentíamos en el espacio. Gravedad, presión, peso, problemas y dolor desaparecían en su compañía.
Procuramos que cumpliera su sueño, un sueño tan brillante como su propia esencia. Quería conocer su origen, su corazón, entender su mente. Quería conocer la astronomía.
Fue hace tanto que no sé si lo consiguió, no lo recuerdo, y la historia se reescribe cada vez. Sé que haga lo que haga será increíble. Porque ella lo es y no puede hacer nada sin ese toque tan ella, tan especial que dice: "Eh, estoy aquí, y yo lo hice".
Pero ahora mismo, si alzas la vista al cielo, la encontrarás. Da igual el hemisferio, el país, la zona. Mira al cielo y la verás. Su historia escrita en el cielo, la historia sobre la chica que amaba las estrellas y las capturaba con un pincel. Y así la pintaron a ella en el cielo, donde sin tener que estirar un dedo, puede rozar sus amigas y hermanas, las otras estrellas, y sus lágrimas se convierten en esas estrellas fugaces que cumplen deseos.
Porque si ella nació para algo fue para ayudar a los demás. Te arranca de las sombras con una sonrisa y una mano que agarrar y hace parecer tan fácil caminar que a veces se te olvida que, realmente, es humana y también sufre, se enfada y se decepciona, pero además sueña, imagina y siente con una fuerza y una pasión tan inocentes que te deja sin palabras.
He compartido pocos de esos 18 años que cumple esta estrella, pero aún menos comparados con los que me quedan por compartir.
Y algún día podré señalar al cielo y decir: "¿Ves esa constelación? Yo formé parte de ella"."
Gracias, Paula. Encontrar a personas como tú, tan llenas de magia, es un regalo y un privilegio.