El chico feliz se cruza conmigo mientras va cantando la canción que suena en su iPhone. Mueve los labios y juraría que está a punto de ponerse a bailar.
A mi derecha hay un hombre que está a punto de decidir algo. Lo sé porque no para de mover el dedo índice arriba y abajo, golpeando a cada vez la madera del banco.
A mi izquierda una mujer de unos 65 años no para de mirar a todas direcciones. Algo le preocupa. Y está bien.
Se cruza una chica joven que mira cabizbaja mientras se muerde el labio. Piensa en como va a arreglar el desastre que acaba de hacer.
Un hombre que está a unos cuantos metros enfrente de mí me mira igual que yo miro a ellos. Y me sonríe.
Estoy sentada y no paro de mover la pierna como si se me hubiera engarrotado el gemelo. Cada vez más deprisa y golpeando el suelo más fuerte.
«Pum, pum, pum, PUM»
Somos la gente intranquila.
La gente que quiere cambiar las cosas.
Y aquellos que solo sobreviven y pasan sin hacer ruido piensan que estamos locos.
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