martes, 1 de noviembre de 2016

O2

Agarro el pomo de la puerta, esta vez con decisión, y la abro poco a poco. Chirría. 
Está oxidada y la madera se está pudriendo. 
Hay humedad en este habitáculo. 
Lleva cerrada mucho tiempo.

Noto como se va filtrando el aire. 
Un aire que huele a hierba mojada, a vainilla, a otoño.

Es como una brisa suave 
Que te arropa los párpados.
Que te envuelve en dulzura.
Que te hace sentir bien. 

Y dejo que pase todo el aire. 
Inhalo,
Exhalo.
«Cuanto tiempo sin sentirte tan viva», me digo.
Dejo que me remueva el pelo, que me toque toda la piel, que me descubra y que me sienta.

Y yo no paro de respirarlo. 
Para tener siempre una porción de él.
Para que me renueve el sistema pulmonar, 
y el cardíaco.

«Nunca he tenido el corazón tan rojo».