domingo, 15 de noviembre de 2015

(im)posibilidades

No me gusta pensar en la imposibilidad de las cosas porque si hay algo sorprendente es la naturaleza y sus no-límites.

Hemos construido lo inimaginable y hemos escrito frases como "nada es imposible". Y es que para un ser inteligente respecto de los demás seres vivos conocidos hasta ahora, capaz de estar descubriendo rincones que están a años luz de nuestro espacio concebido, qué le vas a contar de las imposibilidades.

Pero nos hemos puesto límites y hemos cometido el error de encerrarnos en un tiempo, al que le debemos nuestra vida y al que estamos subordinados.

El tiempo controla todo porque le hemos dado ese placer y poder. Y por culpa de eso jamás seremos capaces de decir que no hay nada imposible.

Porque no puedo volver atrás en el tiempo.
No puedo parar el tiempo.
No puedo avanzar en el tiempo.

Y sí, el tiempo ha sido una invención de nuestra propia cosecha, hemos decidido que es algo que pasa y no vuelve.

Y yo me pregunto por qué hemos sido tan idiotas.

Pensar en el tiempo sólo me hace daño.
No me gusta pensar en la imposibilidad de besar tu párpado tambaleante otra vez mientras pienso en el infinito que jamás existirá y que existiría si pudiésemos parar el maldito y estúpido tiempo
(justo en ese momento)

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